El acoso escolar, es decir la violencia física y psicológica, los malos tratos intencionados, las humillaciones y la manipulación de los compañeros para marginar y aislar a uno de ellos, es un mal de nuestra sociedad y por ello es responsabilidad de todos combatirlo y erradicarlo.
Si queremos una sociedad más respetuosa, si queremos menos personas en prisión, menos delincuentes en la calle y menos guerras en el mundo; en suma, si queremos construir un mundo mejor, este es el lugar preciso donde debemos trabajar.
Y la buena noticia es que podemos hacer mucho para reducir y hasta eliminar este síntoma de malestar social que es el Acoso escolar. Eso sí, primero de todo deberemos nosotros los adultos predicar con el ejemplo. Ser bondadosos, compasivos y respetuosos con nuestros hijos y con los demás. Aprender a resolver los conflictos pacíficamente. Respetar las diferencias. Ayudar a los más necesitados o vulnerables. Pensar en los demás y en el bien común…
Los efectos de la victimización son duraderos y provocan altos niveles de ansiedad. Resulta una experiencia traumática y horrible ya que la víctima sufre daño moral y físico. Algunos experimentan alta tensión nerviosa que manifiestan en síntomas como dolor de estómago y de cabeza, pesadillas y ataques de ansiedad. Aparecen trastornos en el comportamiento social como rabietas, negativismo, timidez fobias y miedos hacia la escuela y con frecuencia se traducen en deseos de absentismo escolar y fugas.
Su capacidad de concentración y aprendizaje se ven afectadas. Las víctimas sienten que sus vidas están amenazadas y no saben cómo salir de esta situación, lo que provoca un estado de miedo y tristeza que, a veces, incluso experimentan fuera del colegio.
El tratamiento del acoso escolar, que se da con demasiada frecuencia en muchas escuelas, ha de realizarse con los tres agentes implicados que son el agresor o agresores, la víctima o víctimas y el grupo de escolares donde tiene lugar todo el proceso. Si no se interviene con los tres agentes, los resultados serán pobres. Así mismo el centro deberá aplicar un programa a nivel institucional para informar y educar a profesores, trabajadores del centro, alumnos, y familiares de estos.
La efectividad de los programas de tratamiento del acoso escolar será mayor si implicamos en ellos a toda la comunidad educativa.
La escuela que se enfrenta ante una situación de acoso escolar debe establecer con urgencia un doble objetivo. Primero, controlar y parar los ataques del acosador y, segundo, realizar una identificación de los alumnos implicados para incluirles en el programa re-educativo. Junto a estas primeras acciones, deberá iniciar el desarrollo de un programa anti-violencia y de Buenos Tratos en el que incluirá una guía de actuación donde se expliciten los principios y normas de conducta que regirán para todos sus miembros., así como los procedimientos para prevenir y responder a las situaciones de agresión y malos tratos.
Este programa será desarrollado por el colectivo de profesores e incluirá actividades para realizar ellos mismos y así poder conocer y comprender el problema con mayor profundidad. A continuación los profesores trabajarán nuevas actividades con sus alumnos en sesiones de tutorías con el fin de elaborar entre todos una propuesta anti-violencia global. En esta elaboración se buscará la implicación de las familias haciéndoles llegar la preocupación por el tema y la necesidad de su implicación. Para ello se recogerá información para conocer lo que piensan los padres sobre la violencia, los malos tratos y el acoso escolar y después se les informará sobre los síntomas que presentan las víctimas para que informen al centro cuando estos se presenten.
► Proporcionarles estrategias efectivas de auto-protección.
► Enseñarles habilidades sociales para integrarse en el grupo y aumentar su popularidad.
► Crear un clima de confianza donde puedan expresar su situación conflictiva que trabajaremos con él o ella.
► Fomentar su autoestima ayudando al niño a reconocer y desarrollar sus áreas de competencia y a experimentar el triunfo.
► Fortalecer su carácter ganando auto-conocimiento y control emocional.
► Propiciar un estilo de pensamiento objetivo, positivo y proactivo.
► Ayudarle a conocer, comprender y defender sus derechos como persona.
► Enseñarle a comunicarse y actuar asertivamente.
En primer lugar le debemos explicar con todo detalle la gravedad de sus conductas por las consecuencias que ellas suponen para las víctimas y su entorno social y familiar así como para su propio futuro y su imagen pública y reputación.
El objetivo del tratamiento es triple. Por un lado debe comprender y aceptar el código de conducta en el cual las manifestaciones agresivas de cualquier índole no están permitidas. En segundo lugar le debemos ofrecer modelos de conducta social apropiada pues posiblemente no las posea en su repertorio. Finalmente, debe asumir que debe realizar un esfuerzo para cambiar su actitud, para lo cual deberá conocer y entender mejor sus sentimientos y tratar de explicar su conducta a los demás. El tratamiento incluirá técnicas de reconocimiento de emociones y pensamientos automáticos así como la gestión de estos y el autocontrol. Especialmente le entrenaremos en técnicas y estrategias para manejar la ira detectándola rápido y empleando estrategias de autocontrol como el Tiempo Fuera y Desarmar la ira.
La dinámica agresión victimización es un problema que tiene dos caras; por tanto su solución debe atender a ambos lados a la vez. Por ello es imprescindible buscar la solución en un cambio intelectual actitudinal y comportamental de ambos, víctima y agresor, para lograr su integración activa en el grupo.
► Que ellos mismos sugieran objetivos concretos de cambio y los sitúen en un programa factible. Para ello comenzar por…
► Hacer una lista de conductas que necesitan ser cambiadas y numerarlas por orden de prioridad.
► Redactar un contrato escrito que implique a ambas partes.
► Definir las acciones concretas que conducirán a los cambios deseados y recompensar su aparición con el reconocimiento verbal y el apoyo.
►Seguir un programa de modelado gradual de conducta.
► Asegurarnos de que el agresor conoce los efectos de su conducta sobre la víctima. Para ello debemos contar con la colaboración de la víctima evitando la provocación del agresor.
► Identificar, definir y discutir los comportamientos agresivos, sus causas, sus fines y sus consecuencias reales.
►Concretar los valores y destrezas de cada uno ayudándoles a buscar su propia identidad.
► En los trabajos en equipo no ponerlos nunca en equipos contrarios.
►Explorar la posibilidad de que realicen alguna actividad juntos.