Problemas de Integración


 La mala integración conduce a la soledad del niño. Esta situación puede deberse a varias circunstancias entre las que destacamos las siguientes ▷▶

■ Niño tímido y con escasas habilidades sociales por falta de la necesaria experiencia.

■ Niño que atraviesa una mala etapa y presenta dificultades emocionales que le conducen a la tristeza, la irritabilidad y el aislamiento.

■ Niño hiperactivo y torpe socialmente que resulta pesado y cansino a sus compañeros por su constante presencia e interrupciones de las actividades de clase.

■ Niño agresivo y poco respetuoso con las normas y con los demás que genera miedo y rechazo y trata mal a los demás llegando a humillar y ofender a los más débiles llegando a un acoso con graves consecuencias.


■ Niño de aspecto diferente a los demás y poco asertivo que por su singularidad y apariencia débil es objeto de burlas y malos tratos por parte de los niños más insensibles y agresivos.

■ Grupo de niños con predominio de uno o varios líderes agresivos en el que se crea un clima de presión y acoso a los más débiles.

Manifestaciones

  El niño mal integrado está aislado y es objeto del rechazo más o menos explícito de algunos compañeros y de la ignorancia o pasividad de otros. Según su personalidad acusará esta situación hacia fuera en forma de ansiedad e inquietud, mostrándose irritable, malhumorado e incluso agresivo con quienes son más débiles que él o ella; o hacia dentro, sintiéndose triste y desganado y aislándose él mismo de sus compañeros y familiares. Esta situación repercutirá en su rendimiento escolar y su actividad diaria pudiendo mostrar miedos o resistencia a acudir al colegio o a salir con sus amigos. La soledad es la consecuencia de esta problemática.

Tratamiento

  El tratamiento es un proceso en el que la relación con el terapeuta es el núcleo desde el que partirán los primeros progresos y los sucesivos hasta la recuperación completa del niño. Al principio, el terapeuta usará el juego y su persona para acercarse poco a poco al niño y empezar a conocerle. El arte y la creación de dibujos, escritos y esculturas o escenificaciones permitirán al pequeño ir reconciliándose consigo mismo y experimentando vivencias de placer y de alegría. El temor al otro y a resultar herido/a estará presente por lo que el terapeuta deberá extremar las precauciones para aproximarse despacio y respetuosamente. Poco a poco el niño irá manifestando su problema social a su manera mediante el juego y la creatividad. Sus sentimientos y vivencias recientes y más significativas irán apareciendo y será la oportunidad de hablar de ellas, escuchar al niño, comprenderle y ayudarle a colocar esas vivencias, aceptarlas y aprender nuevas formas de actuar en adelante. Las habilidades, sociales, de comunicación asertiva, y emocionales irán siendo transmitidas poco a poco de diferentes maneras incluyendo el “juego de roles” en el que se escenifican situaciones reales y se ensayan conductas y respuestas apropiadas atendiendo a todos los aspectos de la comunicación humana.

El terapeuta se acerca al mundo emocional y al pensamiento del niño y va guiándole hacia la gestión eficaz de emociones y sentimientos desarrollando un estilo de pensamiento objetivo, positivo y proactivo.
La autoestima del niño, dañada, es poco a poco recuperada mediante pequeñas experiencias de logro y disfrute, dentro y fuera de la consulta, consigo mismo primero, y con el terapeuta y con sus familiares y amigos, después.
Conforme el niño se fortalece, su autonomía será la meta última y principal que perseguiremos.
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