El estrés, en el contexto de la salud, es una reacción del organismo ante unas circunstancias que son percibidas como una amenaza al bienestar de la persona. En ocasiones es una pérdida o un cambio importante lo que desencadena esta reacción. El organismo pone en marcha un sistema de defensa que le permite afrontar las demandas de la nueva situación. Si esta activación defensiva es sostenida en el tiempo sin regresar el organismo a un estado de calma y tranquilidad, entonces se produce un desgaste, una fatiga y un sufrimiento emocional que, antes o después, provocará la aparición de tensión, ansiedad y preocupaciones.
En las dos primeras fases del síndrome, ante las primeras señales de estrés, podemos actuar haciendo algunas cosas que nos ayudarán a detener o frenar su progreso:
▶▷ Parar y analizar las circunstancias y nuestra percepción de ellas. “Qué está sucediendo? ¿Qué me está preocupando y porqué razones?.
▶▷ Hacer ejercicio a diario, comer saludablemente, descansar, dormir bien.
▶▷ Planificar bien nuestra agenda, establecer prioridades, afrontar los asuntos de uno en uno, evitar interrupciones, decir no, terminar lo empezado.
▶▷ Pedir ayuda y consejo, primero en el entorno estresante y , después, si fuera necesario, a un profesional competente.
El tratamiento comenzará por conocer las circunstancias y la historia de cómo se originaron los primeros síntomas y su evolución. También es importante conocerte a ti y tus circunstancias vitales en otros campos además del afectado, tus fortalezas y tus debilidades. Con toda esta recogida inicial de información, elaboro una primera hipótesis de lo que está sucediendo, la contrasto contigo y elaboro un Plan de Acciones para comenzar a producir unos Primeros Cambios. Dentro de este plan, definimos unos objetivos conjuntamente.